La noche en la isla Toda la noche he dormido
contigo junto al mar, en la isla. Salvaje y dulce eras entre el placer y
el sueño, entre el fuego y el agua. Tal vez muy tarde nuestros sueños
se unieron en lo alto o en el fondo, arriba como ramas que un mismo viento
mueve, abajo como rojas raíces que se tocan. Tal vez tu sueño se separó
del mío y por el mar oscuro me buscaba como antes, cuando aún no
existías, cuando sin divisarte navegué por tu lado, y tus ojos
buscaban lo que ahora -pan, vino, amor y cólera- te doy a manos
llenas porque tú eres la copa que esperaba los dones de mi vida. He
dormido contigo toda la noche mientras la oscura tierra gira con vivos
y con muertos, y al despertar de pronto en medio de la sombra mi brazo
rodeaba tu cintura. Ni la noche, ni el sueño pudieron separarnos. He
dormido contigo y al despertar tu boca salida de tu sueño me dio el
sabor de tierra, de agua marina, de algas, del fondo de tu vida, y
recibí tu beso mojado por la aurora como si me llegara del mar que nos
rodea. Pablo Neruda
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