Cuerpo A La Vista Octavio Paz
Y las sombras
se abrieron otra vez y mostraron su cuerpo: tu pelo, otoño espeso, caída
de agua solar, tu boca y la blanca disciplina de tus dientes
caníbales, prisioneros en llamas, tu piel de pan apenas dorado y tus
ojos de azúcar quemada, sitios en donde el tiempo no transcurre, valles
que sólo mis labios conocen, desfiladero de la una que asciende a tu
garganta entre tus senos, cascada petrificada de la nuca, alta meseta de
tu vientre, playa sin fin de tu costado. Tus ojos son los ojos fijos del
tigre y un minutos después son los ojos húmedos del perro. Siempre hay
abejas en tu pelo. Tu espalda fluye tranquila bajo mis ojos como las
espalda del río a la luz del incendio. Aguas dormidas golpean día y
noche tu cintura de arcilla y en tus costas, inmensas como los arenales
de la luna, el viento sopla por mi boca y un largo quejido cubre con sus
dos alas grises la noche de los cuerpos, como la sombra del águila la
soledad del páramo. Las uñas de los dedos de tus pies están hechas del
cristal del verano. Entre tus piernas hay un pozo de agua dormida, bahía
donde el mar de noche se aquieta, negro caballo de espuma, cueva al pie de
la montaña que esconde un tesoro, boca de horno donde se hacen las
hostias, sonrientes labios entreabiertos y atroces, nupcias de la luz y la
sombra, de lo visible y lo invisible (allí espera la carne su
resurrección y el día de la vida perdurable) Patria de sangre, única
tierra que conozco y me conoce, única patria en la que creo, única puerta
al infinito. De La Red
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