“En la voracidad insaciable de poder, consumismo
y falsa eterna juventud, los extremos débiles son descartados
como material desechable de una sociedad que se torna
hipócrita, entretenida en saciar su vivir como se quiere (como si eso
fuera posible), con el único criterio de los caprichos adolescentes no
resueltos” Papa Francisco
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