Sin la soledad el Amor no permanecerá mucho
tiempo a tu lado. Porque también el Amor necesita reposo, de modo que
pueda viajar por los cielos y manifestarse de otras formas. La
soledad no es la ausencia de Amor, sino su complemento. La soledad no es
la ausencia de compañía, sino el momento en que nuestra alma tiene
la libertad de conversar con nosotros y ayudarnos a decidir sobre
nuestras vidas. Por lo tanto, benditos sean aquellos que no temen a la
soledad. Que no se asustan con la propia compañía, que no se
desesperan buscando algo en qué ocuparse, divertirse o qué
juzgar. Porque quien nunca está solo, ya no se conoce a sí mismo. Y
quien no se conoce a sí mismo comienza a temer el
vacío. A/D
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