No todos los días son iguales
Hay días en que nos levantamos con mucho ánimo, otras veces simplemente
no queremos ni levantarnos y nos da pereza empezar un nuevo día…
Tenemos demasiados problemas, nos sentimos cansados, tan agobiados
de nuestra realidad que preferimos huir y hacer como que no pasa nada,
y que todo está bien en nuestras vidas.
No todos los días son iguales.
Aceptar que no todos los tiempos son iguales será lo que nos dará fuerzas
para comenzar un nuevo día.
Aun cuando nuestro mundo se vea roto o destrozado, siempre debemos
mantener la fe en que Dios nunca nos dará más carga de la que podamos
soportar. Si pedimos con fe y amor para que nuestros problemas
se solucionen, Dios nos oirá, y siempre habrá una solución que nos muestre.
Por muy difícil que sea tu situación, en Dios podrás encontrar solución.
Podrás comprobar que cuando Dios te cierra una puerta siempre
te abre una ventana.