Donde veas...
que un muro con trabajo se levanta para quitar al
hombre frío y miedo, acércate y coloca unos ladrillos calientes con el
roce de tus manos. Donde veas que un hombre marcha solo, acaso
ciego, acaso extraviado y sin cayado acércate y camina a su costado,
dale tu luz y canta por su boca. Donde veas que un joven ríe y besa a
una muchacha bajo la luna, el sol o el aguacero, acércate en silencio y
deja un trozo del propio corazón junto a sus labios. Donde veas que un
niño llora a solas o una madre vacila bajo el peso de los hijos, acude con
la fuerza de tus brazos, parte su pan y cuida de su lumbre. Donde
veas que el látigo o la espada se levantan, que la prisión redobla sus
cerrojos que los fusiles amenazan muerte, acércate y a pecho
descubierto, lanza un tremendo NO que salve al mundo. Angela Figuera
Aynesich
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