No sé si tu te acuerdas o llegaste a conocer, pero hace un tiempo apareció
por ahí,una canción que decía: “Felicidad no existe, lo que existe
son momentos felices".
Verdad, ¿no te parece? Y confirma también, que la infelicidad no existe.
Lo que existe son momentos infelices, o sea, todo pasa; hasta el sufrimiento,
el dolor, las contrariedades, los problemas.
Aunque la gente no crea, siempre: después de la noche viene el día,
después de la tempestad aparece el buen tiempo y luego de la oscuridad
el sol vuelve a brillar.
Y en la vida también es así. No existe amargura o sufrimiento que no acabe
o desaparezca. Por eso, frente a algo que nos incomoda o nos trae infelicidad,
no podemos desesperarnos, pensar que no hay más solución. Es necesario,
un poco, y, a veces, bastante calma y paciencia.
Tu podrás decir: “¡Está bien, pero cuando se siente en carne propia los
problemas, no es nada fácil!”. Estoy plenamente de acuerdo contigo, pues,
quién de nosotros no ha tenido sufrimientos, decepciones, y serias
contrariedades en la vida?
Quien diga que no , o está mintiendo o todavía no sabe lo que es la vida.
Pero, ¿servirá de algo enfurecerse, insultar, acabar con la propia vida
o cosa parecida?
¿Resolverá alguna cosa? Tu sabe bien que no.
Y es eso sólo ese asunto, ese afán porque todo se resuelva rápidamente:
¡ya es ya! Parece que si uno se demora un poco más no va a aguantar.
Hasta ahí todo bien, pero dime una cosa: es asunto común que toda noche,
por más larga que sea, dará paso a un nuevo día. Las tinieblas desaparecerán
y la luz del día regresará. Sin embargo, si ahora son las dos de la madrugada,
¿servirá de algo adelantar el reloj a las seis de la mañana?
La respuesta es una sola: es inútil porque se tendrá que esperar que el
tiempo pase normalmente. Ahora, mientras menos se preocupe y se
angustie la gente, el tiempo pasará más rápido.
Autor: Phil Bosmans.