Inclinado en las
tardes
tiro mis tristes
redes a tus ojos oceánicos. Allí se estira y arde en la más alta
hoguera mi soledad que da vueltas los brazos como un náufrago. Hago
rojas señales sobre tus ojos ausentes que olean como el mar a la orilla de un
faro. Sólo guardas tinieblas, hembra distante y mía, de tu mirada emerge
a veces la costa del
espanto. Inclinado en las tardes echo mis tristes redes a ese mar que
sacude tus ojos oceánicos. Los pájaros nocturnos picotean las primeras estrellas que centellean
como mi alma cuando te amo. Galopa la noche en su yegua
sombría desparramando espigas azules sobre el campo. PABLO
NERUDA
|