Si te decides a celebrar la Navidad,
celébralo como cosa actual
de hoy y no como un simple hecho ocurrido en el pasado.
Si decides hacer una cena navideña,
házla, sin desperdicio,
celebrando el aniversario del niño que nació
en un humilde pecebre
no en medio del fausto y del esbanjamento.
Si estás decidido a festejar la Navidad
armando un pesebre,
ármalo no como cosa insólita,
colocada en una parte de su casa,
armalo como algo evocativo de un acontecimiento,
que transformó la historia del mundo.
Si te decides a tomar parte en la
misa de Navidad,
busca participar de ella,
haciendo de tu vida lo que la misa es,
o sea, acogida, oferta, transformación y comunión.
Si resuelves adornar tu casa con arreglos
navideños,
acuérdate que lo más importante no es tener
el hogar adornado, sino la vida ornada de virtudes.
Si te decides a conmemorar la
Navidad dando presentes,
acuérdate que el mejor presente que
puedes ofrecer no es esto,
ni es aquello, pero si tu disposición de servir,
es tu acogida, es tu bondad, es tu ternura, es tu amor.
Si te decides a festejar la Navidad y resuelves
regalar a los pobres, comienza a distribuirlos por los
más abandonados, por los más carentes,
por los más miserables,
por los más desheredados de la vida.
Si resuelves conmemorar la fiesta del
nacimiento de Cristo
visitando los enfermos solitarios, no te olvides de los
que están en fase terminal, de los que
están en los hospitales
más pobres, de los que están en los
caserios más humildes,
de los que están solos sin nadie para preguntarles como van.
Si quieres conmemorar la
Navidad enviando mensajes
navideños para sus amigos, usa este
bonito y fraternal costumbre,
con tal de que ellas evoquen el hecho
del nacimiento del Salvador
y no sirvan simplemente para desear
“buenas fiestas y feliz año nuevo”.
Si te decides a conmemorar
el nacimiento del Redentor
al recibir tus tarjetas de Navidad,
siéntete feliz por saber
que eres recordado; que alguien te desea cosas buenas y
la amistad por tí está en el corazón de alguien.
Finalmente, si vas a celebrar la
Navidad y deseas hacerlo
cristianamente, no necesitas ir a Belén,
deja que Belén vaya a donde estas,
José Gilberto de Luna
Párroco de la Parroquia del Santíssimo
Sacramento y Sant’Ana, en Salvador.
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