Cuenta una leyenda indigena, que la vejez ingrata,
la sufren quienes no aprendieron a soltar sus frutos,
en pos de la conserva de la semilla, y la vejez tranquila
y de cosecha, aquellos que si lo hicieron;
de cualquier manera, quien llega a viejo siempre caerá
en la cuenta, de que nadie es indispensable y de que el
cuerpo y la nostalgia reclama, antes que los pedidos ajenos.
La vejez es una hermosa etapa que nos prepara para esa
inevitable visita de la muerte, abriendo los ojos de quien,
hasta entonces no haya visto lo que realmente vale la pena:
haber vivido con entrega y al mismo tiempo con renuncia,
haber vivido... con bondad, por el placer de dar y luego
entonces, poder soltar.La vejez es un descanso, libre de los
instintos del cuerpo, de las equivocadas suposiciones de la
mente y de los egoístas apegos del corazón, la vejez es
el preludio, donde debían escucharse las gracias, antes de
concluir nuestra actuación, el inevitable desenlace ganado,
porque se muere siempre, como se ha vivido...
con dignidad o sin ella.
Que tengas un bello fin de semana.
Besitos
Mabel