Para celebrar la llegada del verano y conmemoración del santo, el ritual exige la renovación y limpieza, tanto de los enseres, como de uso común (prendas de diario, cepillo del pelo, cepillo de dientes, alguna prenda de vestir...)
Así pues debe quemarse la ropa usada en desuso, al igual que algún mueble viejo, dar tres saltos por encima de la hoguera, que en la
noche de los tiempos, se realizaba junto a ríos, lagos y mares, o allí donde corriese el agua limpia, con el fin de desinfectar y limpiar el cuerpo físico y mentalmente prepararnos para un verano mejor y más estimulante.