La alomancía o adivinación a través de la sal se remonta a los tiempos en los que este elemento constituía un producto escaso y difícil de obtener para los pueblos asentados lejos de las costas. Las caravanas traficaban con este precioso bien, necesario para la conservación de los alimentos, para el mantenimiento de la salud y para las ofrendas ceremoniales.
Desperdiciar la sal o permitir que se derramara por un descuido constituía una ofensa a las divinidades y su carácter sagrado hizo que en numerosas culturas se asociara al fuego como método adivinatorio.
Unos cuantos granos bastan para practicar la alomancía.
Se tiran al fuego con un movimiento rápido y se escucha el chisporroteo que producen.
Si crepitan con fuerza es buena señal, pero si apenas suenan significa que la fortuna está lejos.
Si las llamas son brillantes y claras el futuro se presenta favorable.
Muchas bendiciones en este fin de semana, no se olviden que mañana 10 de agosto es un buen dia para purificar su cuerpo y alma, un beso los quiero.
Kittylebu.