En Egipto los magos profesionales fueron muy comunes y estuvieron al servicio de los faraones y nobleza. Los magos caldeos, fueron extremadamente famosos en la antigua Mesopotamia —cuna del tarot—, y es en este lugar donde también surgió el famoso golpe de rebote, consistente en provocar el golpe de retorno de una hechicería. En Arabia el Corán recomienda sepultar con cuidado las uñas y los cabellos para no ser hechizados; muchos son los conocimientos rituales, secretos y prácticas que se fueron acumulando en el transcurso de los siglos.

Estos conocimientos que fueron celosamente guardados deste tiempos remotos, no deberían salir a la luz ya que mal empleados provocan infinidad de problemas, si el bombardeo de un átomo de hidrógeno puede producir destrucción como en el caso de la bomba atómica, ¿nos podemos imaginar la energía que se libera al hacer mal uso de las fuerzas cósmicas a las que se invoca o a las que se desencadenan cuando usamos las energías de la naturaleza?

Sin embargo, el conocimiento pagano aún a costa de poner en peligro los dones que posee, incluso su alma y su eternidad usa y busca al manejar la magia con el consecuente resultado de echar a andar en su contra, al final de cuentas, las Leyes Cósmicas, en especial las de Causa y Efecto, de la Compensación Universal o la del efecto Bumerang.

MALVADO NO SABE EL MAL QUE SE ATRAE

El ser malvado e ignorante no sabe la terrible responsabilidad en que incurre y el mal que se atrae.

La brujería consiste en envenenar el cuerpo astral de la persona, dañándole sin que se le advierta, procurando causarle dolor, perjuicio, una enfermedad y en ocasiones hasta la muerte, exteriorizando los deseos de venganza, envidia o el odio acumulado en su débil, vacía y mísera vida, ese ser desorientado, tan alejado del amor a Dios y a sus semejantes van sembrando una estela de odio, amarguras a su paso.

Nadie está exento de ser víctima de un embrujamiento, aun aquellos que se sienten protegidos, aun los bondadosos, caritativos, los que tienen confianza en sí mismos o en los aliados.

¿En qué entorno no existe la fanática obsesiva que quiere controlar al marido o alejar a la rival, la que quiere eliminar a la esposa del amante, el envidioso del éxito de los demás, quién pone obstáculos para que no se alcance el triunfo, el enemigo que amenaza con destruir el equilibrio de la vida?

ALGUNOS DE LOS SINTOMAS

Los síntomas de una persona que ha sido víctima de una maldad de esta naturaleza son entre otros: profundos accesos de tristeza, depresión, descorazonamiento ante los obstáculos, súbito despertar a mitad de la noche, sobresalto sin motivo, mala suerte, pobreza extrema, soledad, síntomas de enfermedad sin causa aparente, amargura, abandono de la pareja sin justificación.

También como encontrar tierra y cosas extrañas en las puertas de su casa o negocio, como plumas de gallina negra, plumas de otro tipo de aves, animales muertos, sal, agua, lodo o sustancias aceitosas como pintura, la sensación de presencias extrañas tales como fantasmas, ruidos, estrés, mal humor de los habitantes, riñas frecuentes, pesadez en el ambiente del hogar o negocio, entre otros.

VOLUNTAD DEL OPERARIO

El sortilegio o encantamiento se realiza mediante la voluntad del operario, la que actúa sobre el fluido del plano astral, provocando una onda vibratoria que se coloca en el estado astral del doble de la víctima a provocar el mal.

Los procedimientos son muchos y varían de acuerdo a cada lugar; sin embargo, el principio y fin de siempre el mismo. Pueden ser estos los procedimientos ejecutados de dos formas: directamente, cuando se utilizan filtros o pócimas e indirectos mediante la ayuda de objetos de la víctima o su material orgánico.

Los hechizos se dividen en hechizos de amor, de odio y los que debilitan la voluntad. Hacer un hechizo es esencialmente practicar un maleficio y estar manejando brujería, es pues, la existencia de un vínculo psíquico entre la víctima y el soporte, una fotografía, una imagen. Al realizar el ritual, se emiten invocaciones, las palabras que se decretan emiten radiaciones y por tanto vibraciones, cuyo conjunto crean una forma de pensamiento capaz de obedecer a quien las pronuncia.