Existen dos cuerpos de doctrina:
La doctrina del Ojo y la doctrina del Corazón. Existe el conocimiento externo y el interno o introspectivo, el conocimiento intelectivo o lectivo, y el conocimiento conciencia o vivido. El conocimiento lectivo o intelectivo sirve para la convivencia y para obtener nuestro sustento. El conocimiento introspectivo y el concientivo o de nuestra conciencia, nos conduce al conocimiento divino que es muy importante, porque el conocedor debe conocerse a sí mismo.
Cinco sentidos externos nos permiten el conocimiento que le llamaron materialista y siete internos nos permiten conocer lo que se llama esotérico u oculto, estos sentidos son: Videncia, clarividencia, polividencia, oído oculto, intuición, telepatía y recuerdo de vidas anteriores.
Sus órganos son : Pineal, hepifisis, hipófisis (glándulas del cerebro), tiroides (la manzana del cuello), el corazón y el plexo solar o epigastrio (arriba del ombligo).
Por medio de éstos conocemos siete (7) cuerpos del hombre: Físico, vital, astral, mental; que constituyen los cuatro cuerpos de pecado que son lunares, protoplasmáticos, y tres más que son: Cuerpo de la voluntad, del alma y del espíritu, los cuales enriquecen el conocimiento conciencia. Este conocimiento es vivo porque lo hemos vivido, constituye lo que religiosos y filósofos llaman alma.
Si mejoramos los sentidos mejoramos nuestros conocimientos. Se mejoran los sentidos cuando nos quitamos los defectos. Si somos mentirosos, nuestros sentidos son mentirosos, si somos bribones, nuestros sentidos también lo son.
En esta cultura nos toca devolver nuestros defectos para mejorar a nuestros informadores o sentidos