UNA MISTERIOSA PERCEPCIÓN
Las plantas pueden ser influidas con oraciones, incluso desde habitaciones alejadas de ellas, pero es imposible engañarlas. Para explicar esta percepción telepática Backster formuló una teoría: todas las células vivas pueden comunicarse mediante un sistema misterioso, la percepción primaria”.
En los numerosos experimentos que Backster realizó, las plantas reaccionaron intensamente ante la muerte o ansiedad de arañas, moluscos y otras plantas. Como el sufrimiento de cualquier célula viva molestará a su “inteligencia sensitiva”. Cuando una célula es destruida, comunica su alarma a las demás células y seres vivos. Su programa defensivo es además tan perfecto que tienen memoria, y si presencian acciones violentas contra una planta, recuerdan quién es el agresor y pueden reconocerlo, entre otras personas, días más tarde.
Backster observó también algo inusitado: las plantas sintonizan con sus dueños hasta el punto de que sus trazados en el polígrafo corresponden, latido por latido, a las pulsaciones del corazón de sus propietarios. Incluso pueden conocer las emociones de estos, no importa la distancia que haya entre ellos. Backster creía que ésta era la causa del fracaso de algunos científicos en experimentos con plantas. La actitud del observador condiciona el experimento y como decía Goethe, “hay que estar en armonía con la naturaleza para comprenderla”. Para Oler y otros que han visto crecer el centeno con el poder de la oración, lo importante es relajarse, sumergirse en otro estado mental que facilite la comunicación.
Según el biólogo ruso Gunar: “Al cortar el pedúnculo de una hoja, se provoca en la base una instantánea reacción negativa de una amplitud de 50 a 60 minivoltios”. ¿Quiere esto decir que la planta es consciente de ser cortada?, y en ese caso ¿tienen las plantas emociones como los seres humanos? ¿Se deprimen, sienten estrés, ansiedad o alegría? Según las pruebas realizadas se diría que sí.
Científicos americanos como Blondel o Vogel opinan que cada planta tiene su personalidad, y características. Tomates, coles y patatas, responden favorablemente a los halagos, mientras que las orquídeas y gladiolos son extremadamente nerviosos y emotivos. También tienen sus buenos y sus malos momentos. Vogel afirma que las plantas pueden marchitarse si se comparan con otras desfavorablemente, o si son trasladadas a un lugar donde se sienten rechazadas. Si se dice algo despreciativo de una planta, reaccionará alejándose, incluso muriéndose. Mientras que muestran alegría y satisfacción cuando hay una reunión animada o se introducen en la conversación temas sexuales.
LA PRUEBA DEL JARDINERO
La prueba más convincente de la sensibilidad de las plantas a las emociones positivas, la ofreció Burbano, jardinero y cultivador, que escribía escasas notas mientras realizaba centenares de experimentos sin máquinas de ningún tipo.
Burbano modificaba las plantas forjando una vívida imagen mental de lo que quería,como hacen los maestros zen con los bonsái, y después proyectaba el pensamiento a la planta, de modo queésta crecía correspondiendo a sus dueños. Este brujo de la horticultura y la jardinería creó nuevas especies de frutas que hoy constituyen más de la mitad de la cosecha de California. El decía que su secreto era el amor. Cuando quería que sus plantas se desarrollasen de manera particular se ponía de rodillas y les hablaba. No importaba si no entendían sus palabras, el estaba seguro de que le comprendían.
Para los habitantes de Findhorm, un basurero convertido en un huerto floreciente, el amor es también la fuente de su éxito como horticultores. Cuando llegaron allí no sabían plantar ni una semilla y el terreno era un erial. En menos de dos años, con pensamientos positivos y la ayuda de los “espíritus” de las plantas han conseguido cultivar 65 clases distintas de hortalizas, más 20 frutales y 40 hierbas medicinales y aromáticas.
SISTEMA DE COMUNICACIÓN BIOLÓGICO
Probablemente las células sean capaces de percibir lo que les rodea, reaccionar ante ello y recordarlo mediante un código. La comunicación y la memoria no tienen que depender necesariamente de un sistema nervioso central desarrollado, y tal vez, como decía Backster “la psique del hombre, por muy compleja que sea, es sólo una especialización de esta base que maneja información y que tiene lugar en la célula vegetal”.
El hombre influye en las partículas de otros organismos vivos, modifica su conjunto de energía, pero el control del pensamiento voluntario es la clave para conseguir que toda química interior viva y se transforme de una manera organizada.
Durante siglos filósofos y científicos han buscado el medio que pone en comunicación las cosas. Wilhem Reich creía que la energía de los antiguos griegos era en realidad la orgona: en ella se mueve la luz y se ejerce la actividad electromagnética y gravitacional: “el Orión –según su discípulo Perrazos- se puede acumular y sirve para estimular la energía corporal”.
Como de costumbre, los científicos desprestigiaron las teorías de Reich. Sin embargo, aún no sabemos de que están hechos los electrones o los protones, sólo cómo actúan; simplemente hemos sustituido el concepto de éter por el de campo y el de fluido etéreo por espectro de radiaciones electromagnéticas.
Sea como sea, las plantas saben moverse muy bien en ese medio: en los últimos años se ha llegado a reproducir una planta entera –zanahorias, tabaco, orquídeas-, a partir de una sola célula. ¿Podrá alguna vez reproducirse el hombre de ese modo? –se preguntaba Backster, esperando que la comprensión de la íntima relación existente entre todos los seres vivos abriera nuevos caminos a la ciencia… el tiempo le ha dado la razón.
Las plantas no sólo pueden transmutar un elemento por procesos biológicos sino que tienen una fuerza energética que no puede explicarse en términos químicos o biológicos. Lawrence, un científico americano, lanzó la sugerencia de que las plantas podrían servir incluso para recoger las señales emitidas por formas de vida extraterrestre: “un sistema biológico de comunicación podría ser más efectivo para captar vida en el Universo que un sistema basado en ondas de radio”.
El culto a la higuera:
La naturaleza representaba para el hombre primitivo un poder superior al invisible. El árbol que hundía sus raíces en la tierra y se elevaba hacia el cielo era el mejor puente entre la existencia física y la espiritual, y es uno de los símbolos de culto más antiguos. La higuera era conocida por egipcios y griegos como el árbol más inteligente; bajo ella se sentó Buda siete semanas. En Ceilán, a donde fue a parar una rama de la original, todavía es venerada en templos budistas.
Las plantas sagradas:
La relación entre las plantas y el despertar de la conciencia ha sido conocida por todos los pueblos. Los persas utilizaban el soma para convertirse en dioses, en África e India se tomaba cannabis y en Europa como en México el hombre se servía de hongos alucinógenos como la amanita muscaria o el peyote. En las culturas primitivas se creía que las plantas eran seres dotados de un espíritu que podía comunicarse a través del chamán o las sacerdotisas y trasladarnos en el espacio y en el tiempo.
Las plantas adivinas:
Especies vegetales tan comunes como el laurel o el tabaco han sido utilizadas para la adivinación. En México los chamanes se ponían en contacto con el zemi, espíritu de la hoja del tabaco, y la pitonisa en Delfos ingería grandes cantidades de laurel para que Apolo se manifestara por su boca. Nueces asadas al fuego, el sonido de los pétalos de las rosas o el movimiento de las hojas de las higueras conversaban con un lenguaje que los hombres primitivos comprendían perfectamente y nosotros hemos olvidado.
¿Qué es un polígrafo?
El polígrafo refleja el estado mental de una persona o el energético de un animal o vegetal. Funciona basándose en el reflejo psicogalvánico que tiene en cuenta las alteraciones o cambios en la respiración. La piel, la presión sanguínea o el pulso. El bolígrafo que traza líneas sobre un papel está conectado al instrumento, que a su vez contacta con el sujeto mediante unos electrodos que, en el caso del vegetal, se sujetan a sus hojas.
El ángel de las plantas:
En el libro de Enoch, se dice que todo lo que hay en el Universo, desde la hierba del campo hasta las estrellas del cielo, pasando por todos los seres vivos, tiene un espíritu o ángel individual. También Hermes Trismegisto afirmó que las plantas tienen vida, mente y alma como los animales, los hombres y los seres superiores.
Dorothy Retallac demostró que el crecimiento de las plantas es afectado por diferentes tipos de música: la música clásica (especialmente de la época del Barroco), new age, o pop clásica las estimulan; pero el rock las destroza.