Apagaremos las velas (sin soplar), desde el Norte y en el sentido de las agujas del reloj. Con nuestro athame cortaremos una rama de abedul o fresno. En caso de que no hubiera ninguno cerca, cualquier árbol nos valdría. Antes de cortar la rama, pediremos permiso al árbol y le explicaremos, con mucho respeto, porqué necesitamos de su ayuda. Sabemos que cada vez que se toma alguna cosa de la Naturaleza, debemos dar a cambio alguna cosa. Se entiende como un intercambio equitativo. Se puede dejar pan, una moneda, un cristal, una oración, una poesía, un dibujo…Lo enterraremos bajo su copa, cerca del árbol.
Una escoba también puede servirnos pero sería mejor que usásemos una hecha o preparada para este rito. Desde el Norte, fuera del círculo, barreremos los símbolos. Siempre en sentido de las agujas del reloj y rodeando el círculo. Recogeremos la cuerda y las velas y los pondremos a buen recaudo. Abandonaremos el lugar. A la mañana siguiente, podrás observar que todavía quedan restos de los símbolos que dibujaste o, a veces, algunos diferentes. En una copa pondremos un poco de sidra y desde el mismo centro del jardín, empaparemos la tierra. Esta bebida prepara la tierra para ser plantada.
Durante tres días, el jardín no deberá ser pisado. No dejaremos que los animales se acerquen ni que los humanos lo pisoteen. La tierra bendecida atraerá a los animales por su buena vibración y, en consecuencia, vigilaremos a nuestras mascotas durante ese tiempo. Al cuarto día, plantaremos.
Beltane es la época más propicia para crear el jardín porque es la fiesta del despertar de la Tierra, cuando el Dios es joven y fecunda a la a la Diosa. Fruto de su amor y de su virilidad y feminidad, la Tierra renace.
Así pues, pensaremos en aquellas hierbas que usamos en nuestros rituales, principalmente. Y las regaremos, estaremos pendientes de hongos u otras plagas. Vamos a dedicarles nuestro tiempo y un poco de mimo. Procuraremos regar las plantas con agua de lluvia o en su caso, con agua mineral. Hablaremos a las semillas y a las plantas y visualizaremos cómo será nuestro jardín porque tal y cómo lo imaginemos, lo obtendremos. Nosotros construímos, con nuestras proyecciones y pensamientos, nuestro mundo.
Cuando las hierbas hayan crecido y estén sanas y robustas, con abundante follaje, cosecharemos. Cuando deshojemos, pondremos una parte de las hojas a secar pero no dejaremos la planta desnuda.
Para ahuyentar los insectos, una noche de Luna Llena en Géminis, Virgo, Acuario o Leo , rodearemos las plantitas con cayena. El olor de la ruda también los mantiene a distancia y, en última instancia, siempre podemos hacernos con un insecticida orgánico.
En relación a las babosas, en Luna Nueva, enterraremos un muñeco pequeño con su aspecto en un lado del jardín y desaparecerán.
Una buena idea sería hablar con estos pequeños animales e invitarles a marcharse amablemente o bien hacer el jardín un poco más grande, plantar más cantidad de hierbas y compartirlas con ellos. Haz lo que el instinto te diga. Pero, como norma principal, jamás utilizaremos veneno.
Como brujas podemos proteger nuestro jardín tal y como cuenta una antigua tradición. Colocaremos tres plantas que den flores rojas vigilándolo.
En invierno, cubriremos el jardín con una capa de hojas y paja para evitar que las heladas maten las hierbas. Vigilaremos que el tiempo sea ya crudo porque sino, algún roedor podría encontrar una cálida y fantástica casa en ese manto y nos quedaríamos sin plantas.
Cualquier poda se hará en Luna menguante siguiendo el sentido de las agujas del reloj.
Una vez al mes, mejor en Luna Llena, camina por fuera del jardín y dibuja un círculo alrededor de cada planta con el athame. Asegúrate de que el círculo quede perfectamente cerrado. Lo dibujaremos en el sentido de las agujas del reloj. Esto ayuda a conservar los poderes dentro de las hojas y raíces.
Puede ocurrir que no dispongamos de un espacio para cultivar nuestras flores por mil razones diferentes. En ese caso, podemos cuidar de una sola planta que nos guste o precisemos o bien, cultivar un jardín interior. Usaremos tiestos de cerámica, intentaremos que les toque el sol, con exposiciones breves que iremos alargando y las mojaremos delicadamente una vez por semana, en el atardecer o muy temprano, cuando el sol todavía no ha despuntado.
Cuando procedamos a cortar sus hojas, podemos decir una pequeña oración de agradecimiento y no abusaremos. Cortaremos aquello que necesitemos, solamente. En la base de la hierba dejaremos un poco de vino, leche, comida, cereales, cuarzos. Una ofrenda de agradecimiento por el servicio que nos prestan.
Las herboristerías también pueden ser nuestras aliadas. Muchos comerciantes venden hierbas que proceden de cultivos ecológicos. Es interesante contar con un herborista de confianza, tanto para conseguir semillas como para profundizar en las propiedades de las plantas.
Algunas plantas no requieren especiales cuidados como el romero, la salvia, la menta, la lavanda, la albahaca. Lo ideal sería documentarse debidamente para saber las necesidades específicas de cada planta, sus características, la distancia que debe guardar con otras plantas con las que no se lleva bien, entre otras cosas. Por ejemplo, la albahaca debe cuidarse a solas, mientras que la menta y el perejil combinan bien juntos, etc. Al principio hay que experimentar con plantas conocidas. Además, una buena tarea es la observación. Respetaremos el entorno natural y, por tanto, plantaremos hierbas que se adecuen al clima y la geografía donde vivamos. Sólo así podrán desprender sus vibraciones. Sólo así podrán utilizarse para la magia.
Podríamos decir que las hierbas fundamentales son acebo, artemisa, hierba de San Juan, menta, pino, lavanda, romero, rosa y salvia. Esa sería la “farmacia” o herbario de una bruja.
En definitiva un jardín mágico es un punto donde la energía fluye y las plantas, como seres vivos, crecen y se desarrollan.
En cuanto al secado, es un trabajo fácil. Las hojas serán cortadas con tijeras y las recogeremos en manojos atándolas con una cuerda y dejándolas secar al aire en un día atemperado. Si hay humedad en el ambiente, el secado lo haremos en el interior de la casa para evitar el moho.
Otra manera de proceder al secado es disponerlas dentro de una pequeña bolsa de papel para que, al secarse, no perdamos ninguna hoja y colgarlas con pinzas. Nunca lo haremos bajo los rayos directos del sol.
Una tercera opción sería recoger las hojas y colocarlas entre dos capas de papel de cocina liso dentro de unas hojas de papel de periódico y, todo ello, entre dos cartones. Iremos cambiando, cada cierto tiempo, tanto unos como otros papeles y, encima, colocaremos un peso para que no se arruguen. Este tipo de secado es esencial para conseguir unas bellas flores secas.
Una vez secas las hierbas, las desmenuzaremos con un molinillo o a mano. Hay brujas que las desmigajan hasta convertirlas en polvo mientras que otras, prefieren obtener trocitos más grandes. En todo caso, guardaremos las hierbas en tarritos o frascos pequeños. Su textura, color y poder se mantendrán intactos a lo largo del tiempo.
Esas hierbas, ya preparadas, se aprovecharán para reforzar un ritual, untar velas, hacer saquitos, protecciones, usarlas en vaporizaciones, en ritos de purificación y un sinfín de usos más.
Espero que este artículo os haya sido útil y que os animéis a crear vuestro propio jardín mágico.
petunia_morena