Numerosos estudios, escritos, libros, científicos, etc., no han dicho con las mejores palabras y estadísticas que el problema del aumento de peso, tiene su origen interno, más allá de lo que comemos y del funcionamiento de los órganos del cuerpo. Se ha llegado a las siguientes conclusiones, aunque por diversas razones todavía se ponen en duda y se sigue realizando investigaciones:
Se dice que el cuerpo es absolutamente neutral. No provoca nada; es un efecto, no una causa. Ni una alimentación deficiente ni la falta de ejercicio han provocado los kilos de más. La mente es la causa; el cuerpo, el efecto. El origen del exceso de peso hay que buscarlo en la mente. Lo que hace engordar es el miedo, entendido como una región de la psique donde el amor está bloqueado. El temor se expresa a través de impulsos inconscientes, los cuales se manifiestan a su vez como hábitos alimentarios deficientes y/o resistencia a hacer ejercicio. La consecuencia final de todo ello (es decir, el exceso de peso) sólo desaparecerá cuando se erradique el propio miedo.
Como es un tema bastante extenso, comenzaremos por algo muy sencillo, que será el primer paso para comenzar a liberar nuestra mente y espíritu de esos temores.
Cuando ya hayas terminado todas tus labores, que no tengas interrupciones y en un sitio cómodo, siéntate y con los ojos cerrados, visualiza una luz dorada en todo tu cuerpo. Intenta verla con más intensidad en aquellas áreas donde tienes más tejido adiposo y recita lo siguiente:
“Dios querido,
te ruego que me liberes
de falsos apetitos
y que alejes de mí tanto sufrimiento.
Libérame de mi yo compulsivo
y muéstrame quién soy en realidad.
Dios mío,
te ruego que me concedas un nuevo comienzo.
Abre mi corazón
para que pueda vivir
en libertad al fin.
Amén.”
Repítela tres veces y luego ya no pienses en el tema. Suéltalo hasta el siguiente día, preferiblemente a la misma hora y vuelves a realizar el ejercicio. Próximamente te iré dando más pasos a realizar. Claro, el paso primordial es que desees cambiar este aspecto y que seas constante en su práctica. La solución solo está en tus manos.