Por Will Dunham
WASHINGTON (Reuters) - Los funcionarios de salud de Estados Unidos señalaron que el Gobierno aún no ha determinado que la vacunación infantil provoque autismo, incluso luego de que una niña de Georgia obtuviera una compensación federal tras un reclamo por daño cerebral.
Hannah Poling, de 9 años, tenía un desorden extraño mitocondrial y una corte federal estableció que la aplicación de vacunas infantiles regulares había contribuido en parte con sus síntomas de autismo. El caso se difundió esta semana.
Algunos activistas que argumentan que las vacunas pueden generar autismo tomaron el caso como una reivindicación de su causa.
Pero la doctora Julie Gerberding, directora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos negó el vínculo entre la inmunización y la dolencia.
"Déjenme ser muy clara respecto de que el Gobierno no ha emitido ningún comunicado que indique que las vacunas son causa de autismo," dijo Gerberding a periodistas durante una conferencia telefónica.
"Esa es una comprensión completamente errónea de los resultados del caso y una completa falta de conocimiento de cualesquiera de las ciencias de las que disponemos hoy," agregó la experta.
En Estados Unidos hay actualmente miles de juicios iniciados por padres que argumentan que sus hijos padecen autismo como consecuencia de la aplicación de vacunas.
El Instituto de Medicina, una organización independiente creada para informar sobre las políticas estadounidenses, reveló que no existe evidencia de que la vacunación produzca autismo. Muchos estudios recientes llegaron a la misma conclusión.
Algunas organizaciones argumentan que el mercurio usado como conservante en algunas vacunas pueden provocar la condición.
El autismo puede presentar síntomas relativamente leves o generar discapacidad severa en los niños, interfiriendo en el habla y la conducta. Por el momento, se desconoce su causa.
Los CDC estiman que alrededor de uno de cada 150 chicos tiene autismo o desórdenes relacionados, como el síndrome de Asperger, en Estados Unidos.
Con todo, los médicos sostienen que la inmunización infantil es segura y salva vidas.
(Editada en español por Ana Laura Mitidieri)