La Iglesia celebra una vez al año el día de la acción de gracias.
Es un día al final del verano y pretende agradecer los frutos de las cosechas. Pero no en la sociedad agrícola ni en la industrial se puede limitar esta gesto elemental a un día determinado. En cada día y en cada momento hay motivos para dar gracias a Dios, entre otros por el don de la vida.
Dar gracias es un rasgo fundamentalmente cristiano y humano. La dialéctica humana funciona en términos de "doy para que me des", pero la dialéctica divina se cambia por estos otros: "Me has dado mucho y por eso te doy gracias". Dar gracias cuesta muy poco, pero si sale del corazón es quizá la más noble expresión de un sentimiento humano.
El agradecimiento es a veces lo único que podemos dar. Si es sincero, eso basta. Quien da otras cosas sin agradecimiento, hará intercambio o comercio. El que no es agradecido es sumamente pobre. ¿Qué tiene en realidad? Quien no da gracias a Dios es porque en el fondo no está convencido de deberle nada. Pero a Dios se le debe todo, quizá sin saberlo. Un rabino daba gracias a Dios "por todo". -"¡Pero si no tienes nada!", le replicó otro que le oía. A lo que respondió: "Yo necesitaba precisamente la pobreza y Dios me la ha dado".
Puede suceder que uno necesite la enfermedad como medicina del espíritu y entonces hay que dar gracias también por la enfermedad. Pensándolo bien, lo único que el hombre puede dar a Dios es su agradecimiento.
La oración de alabanza es, indudablemente, la más excelsa. Pero el agradecimiento no puede imponerse, como tampoco el amor. Tiene que salir del corazón como expresión de la persona. Eso es lo que agrada a Dios. De eso se quejó Jesús en el caso del evangelio.
En el caso de los diez leprosos, nueve de ellos obedecieron y quedaron curados, el décimo creyó y fue salvado. Es el dato más esencial del relato. Porque no es lo mismo curar que salvar. Curar alude a lo exterior, mientras que salvar afecta a la totalidad de la persona. Uno de los diez leprosos se mostró agradecido y en ese gesto encontró la fe y la salvación. Los nueve restantes sólo encontraron la curación.
(De la red)
¡Gracias mi Señor por todo lo que me das cada día!