el silabario....
No sé qué diera por volver a ver el Silabario en que aprendí a leer, mi silabario viejo, aquel silabario de San Miguel; ocho, diez, doce páginas tal vez, con grandes caracteres reteñidos, sobre los cuales se inclinó mi padre a enseñarme sonidos.
¡Vocales que fueron fácil pasto de mis asiduidades iniciales! ¡Consonantes largas y alucinantes, que ocultaban idénticos enigmas al recato en el corral de enfrente! (aquel corral tan largo, levantado tan mal a cuyo lado pasa, despacito, la gente...)
Mi silabario abría la misma perspectiva de cosas nunca vista, bajo el zafiro cruel de la mañana, que la senda polvorosa que llevaba, nuestra ilusión a la ciudad cercana...
¡Llaves humildes, burdas, aplomadas, que se abrieron las puertas de tan blancas moradas, de tan gratos jardines principescos, y de prados tan verdes y tan frescos!
Queda aquí de mi mano el ruego inútil y el afán insano para vivir otra vez esos instantes; esos minutos claros y veloces, que los lápices blandos del ensueño pintaron con los tonos deslumbrantes de los frutos precoses y del amanecer vivo y risueño.
DESCONOZCO EL AUTOR.
LUIS MARIO
*Fondo por Vainica*
|