Una vez que Dios sintió frío
concibió unas manos
para que le hicieran un hogar en la tierra,
una morada torneada con la destreza de ellas.
Y así, Dios las hizo realidad:las de mi padre.
Quizá sea fantasia mia,
quizá lo haya soñado...
pero a mi corazón le importa poco eso,
porque mis ojos pueden ver su perfección,
perfección devuelta a su Creador.
Sus manos se ha agrietado
y se ha decorado con flores de un pincel divino,
flores que le hacen falta a nuestra juventud,
flores que sólo aparecen en un campo limpio.
Qué bellas aún lo son !!!
a pesar del tiempo, del frío...y del sudor.
Se han endurecido, pero ablandado a la vez;
rígidas al tacto... suaves al corazón.
Qué mérito brindarle a Dios un hogar,
un sagrario, fruto de la vocación artesana de sus manos...
Qué privilegio concedido desde el cielo a ellas...
qué perfección devuelta al creador con esa obra,
obra de Dios esas manos,
obra de esas manos ...para Dios.
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*Fondo por Vainica*
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