MANOS CONSAGRADAS
Manos que consagran pan y vino
manos que perdonan los pecados
manos que bendicen y acarician
manos amigas de todos los humanos.
Manos que trabajan cada día
manos que reparten limosna en lo callado
manos que saludan a los pobres
manos que rezan al Cristo clavado.
Manos que dan la Eucaristía
manos que bautizan al recién llegado
manos que ungen al que está muriendo
manos que unen a los enamorados.
Tus manos sacerdote son tesoros
instrumento de Dios para acariciarnos
tus manos santas, consagradas, limpias
con ellas nos das los Sacramentos para ayudarnos.
Cuando unimos nuestras manos a las tuyas
nos sentimos alegres, muy emocionados
por que es Jesús a través tuyo
quién agarra y acaricia nuestras manos.
Yo las venero, sacerdote
aunque estén llenas de arrugas o de callos
tú con ellas vas sirviendo
al que un día te llamó para representarlo.
Con mi afecto a todos los sacerdotes les dedico este sencillo poema
que he hecho con mucho cariño.