LOS SENTIMIENTOS Y LOS COLORES
Las tristezas son de colores..., lo decía mi abuela mientras nos atusaba
el pelo con sus manos ásperas, fuertes y encayadas en el sudor de la
tierra, llenas de amor y ternura.
Las melancolías azul pálido son ésas que, tocando un cielo de nubes
veladas con las yemas de tus dedos, jamás enraízan en tu ser; son
livianas y perezosas y huyen con el primer rayo de sol.
Hay penas del color de los tulipanes amarillos que son de
una sola estación.
Amarguras de algodón gris perla; en ellas mulles tus desengaños
escondidos en la almohada que dormitas.
La pesadumbre roja es la que se despierta cada mañana cosida a
tu corazón, con tal fuerza, que es imposible descoserla.
El abatimiento verde es aquel que, dentro de su aflicción, guarda
una chispa de esperanza en que vuelvan a resurgir tus pasos
sobre la senda de tu existencia.
La desolación añil es intensa porque has perdido el cielo sobre el
que volabas.
El sinsabor violeta te ayuda suavemente a descender sobre la
fragilidad de tu vida.
El tormento naranja es el que cierra el día diluyendo la congoja en
un éxtasis, donde la naturaleza deposita toda su belleza a pesar de que,
entre tus dedos, corran gusanos de incertidumbre.
… Después, nuestra abuela hacía una pausa; se sumergía en un
silencio enigmático y sus ojos volaban al infinito. Nosotros, expectantes,
apenas respirábamos por temor a robar el aire a su inspiración. Más tarde,
descendían sus ojos luminosos sobre nosotros, y nos decía: “Cae la lluvia
sobre mantos verdes y dorados, empapa la tierra en sus ríos
subterráneos y, al final, siempre, siempre, termina saliendo el arco iris,
signo inequívoco de paz y calma en la madre naturaleza. Llorar dignifica
a las personas, devuelve el sosiego y la esperanza del arco iris a sus
corazones”... y, por sus mejillas, rodaban perlas cristalinas mientras
una sonrisa misteriosa iluminaba su rostro.
*******
(Texto de la red)