Ex-convento de San Agustín en
Acolman.
Uno de los primeros evangelizadores, el fraile agustino Diego de Soria, solicito autorización al Papa para celebrar nueve misas en los días anteriores a la navidad para celebrar el nacimiento de Cristo como el verdadero sol y luz del mundo, a lo que el vaticano dio dicha autorización, por lo que los agustinos promovieron la sustitución de personajes y así desaparecieron al dios prehispánico y mantuvieron la celebración, dándole características cristianas."
La práctica de las posadas mexicanas, de origen español, se originó en el poblado de San Agustín Acolman, al noroeste de la Ciudad de México, pues fue uno de los primeros lugares donde se establecieron estos religiosos para realizar su tarea evangelizadora.
En 1587, fray Diego de Soria obtuvo del Papa Sixto V la bula autorizando la celebración en el Virreinato de la Nueva España de unas Misas, llamadas de aguinaldo del 16 al 24 de diciembre y que se realizarían en los atrios de las iglesias. Junto con las misas se representaban escenas de la Navidad. Luego de la Misa se realizaban festejos con luces de bengala, cohetes, piñatas y villancicos.
En el siglo XVIII, la celebración, aunque no dejó de realizarse en las iglesias, pasó a tomar más fuerza en los barrios y en las casas, y la música religiosa fue sustituida por el canto popular.