mis pasos, si hacia delante, o simplemente detenerme a meditar,
sentada en una piedra, mirando la ladera y las montañas, oliendo
el verde y el hinojo.
Cuantas veces al oír el canto de un pájaro, pensé que su
sonido era para mí, sin darme cuenta de la inmensidad del
campo, y de que muchas mas personas podrían están
oyendo ese hermoso trino, sin ser para nadie en particular,
y para todos en general.
Pensé mas de una vez que la lluvia venía hacerme compañía,
para que mis ojos no llorasen a solas, sin darme cuenta de que
la lluvia cae para todos, y aunque sea difícil también en el
desierto, y eso me hizo desgraciada.