El mar es un azar ¡Qué tentación echar una botella al mar!
Poner en ella por ejemplo un grillo, un barco sin velamen, y una espiga sobrantes de lujuria, algún milagro Y un folio rebosante de noticias Poner un verde, un duelo, una proclama, dos rezos, y una cábala indecisa El cable que jamás llegó a destino Y la esperanza pródiga y cautiva El mar es un azar ¡Qué tentación echar una botella al mar!
Poner en ella por ejemplo un tango que enumerara todos los pretextos para apiadarse a solas de uno mismo y quedarse en el borde de otro sueño Poner promesas como sobresaltos Y el poquito de sol que da el invierno y un olvido flamante y oneroso y el rencor que nos sigue como un perro.
El mar es un azar ¡Qué tentación echar una botella al mar!
Poner en ella por ejemplo un naipe, un afiche de Dios, el de costumbre, el tímpano banal del horizonte el reino de los cielos y las nubes Poner recortes de un asombro inútil, un lindo vaticinio de agua dulce una noche de rayos y centellas y el saldo de veranos y de azules El mar es un azar ¡Qué tentación echar una botella al mar!
Pero en esta botella navegante, sólo pondré mis versos en desorden en la espera confiada de que un día llegue a una playa cándida y salobre y un niño la descubra y la destape y en lugar de estos versos halle flores y alertas y corales y baladas Y piedritas del mar y caracoles El mar es un azar Que tentación echar una botella al mar.