"Hay padres que, para mantener a su familia, se ven obligados a emigrar al extranjero para ganar dinero.
Aparentemente, abandonan a su familia, pero es para ayudarla, y hay que tener valor para adoptar tales decisiones. Y cuando regresa ¡qué alegría en la familia!
Traslademos ahora este ejemplo al plano espiritual.
El verdadero padre, la verdadera madre, comprenden que cada día deben abandonar a su familia, aunque sea por algunos instantes, para ir al "extranjero", es decir meditar, rezar, elevarse hasta el mundo divino donde amasarán riquezas.
Y cuando regresan, toda la familia se beneficiará de ello.
Contrariamente a lo que muchas personas piensan, amar a su familia no consiste en tener el pensamiento constantemente fijo en ella.
Esto no es el verdadero amor.
Porque ¿qué puede aportarnos este tipo de amor? Poca cosa, algunas menudencias...
El verdadero padre, la verdadera madre, dedican lo más a menudo posible algunos instantes a unirse al Cielo, porque saben que esta unión aportará a su familia verdaderas riquezas".