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Reflexiones y Poemas: LA SIEMBRA
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De: VAINICA  (Mensaje original) Enviado: 13/09/2013 10:57
  
 
 

                 
 
            
APRENDIENDO A SEMBRAR
 
En un oasis escondido entre los más lejanos paisajes del desierto          
 se encontraba el viejo Eliahu de rodillas, a un costado de algunas
palmeras datileras. Su vecino Hakim, el acaudalado mercader, se
detuvo en el oasis a abrevar sus camellos y vio a Eliahu
transpirando, mientras parecía cavar en la arena.

- Qué tal anciano? La paz sea contigo.
- Contigo -contestó Eliahu sin dejar su tarea.
- Qué haces aquí, con esta temperatura, y esa pala en las manos?
- Siembro -contestó el viejo.
- Qué siembras aqui, Eliahu?
- Dátiles -respondió Eliahu mientras señalaba a su alrededor el
palmar.

- ¡Dátiles! -repitió el recién llegado, y cerró los ojos como quien
escucha la mayor estupidez. El calor te ha dañado el cerebro,
querido amigo. Ven, deja esa tarea y vamos a la tienda a beber
 una copa de licor.
- No, debo terminar la siembra. Luego si quieres, beberemos...
- Dime, amigo: ¿cuántos años tienes?
- No sé... sesenta, setenta, ochenta, no sé... lo he olvidado...
pero eso, ¿qué importa?
- Mira, amigo, los datileros tardan más de cincuenta años en crecer
y recién después de ser palmeras adultas están en condiciones de
 dar frutos. Yo no estoy deseándote el mal y lo sabes, ojalá vivas
 hasta los ciento un años, pero tú sabes que difícilmente puedas
llegar a cosechar algo de lo que hoy siembras. Deja eso y ven
conmigo.
- Mira, Hakim, yo comí los dátiles que otro sembró,
otro que tampoco soñó con probar esos dátiles. Yo siembro
 hoy, para que otros puedan comer mañana los dátiles que
hoy planto... y aunque solo fuera en honor de aquel desconocido,
 vale la pena terminar mi tarea.

- Me has dado una gran lección, Eliahu, déjame que te pague
con una bolsa de monedas esta enseñanza que hoy me diste -
y diciendo esto, Hakim le puso en la mano al viejo una bolsa de
 cuero.
-Te agradezco tus monedas, amigo. Ya ves, a veces pasa
esto: tú me pronosticabas que no llegaría a cosechar lo que
 sembrara. Parecía cierto y sin embargo, mira, todavia no termino
 de sembrar y ya coseché una bolsa de monedas y la gratitud
de un amigo.

-Tu sabiduría me asombra, anciano. Esta es la segunda gran
 lección que me das hoy y es quizás más importante que la
 primera. Déjame pues que pague tambien esta lección
con otra bolsa de monedas.

-Y a veces pasa esto -siguió el anciano y extendió la mano
 mirando las dos bolsas de monedas-: sembré para no
cosechar y antes de terminar de sembrar ya coseché no solo
una, sino dos veces.

-Ya basta, viejo, no sigas hablando. Si sigues
 enseñándome cosas tengo miedo de que no me alcance
 toda mi fortuna para pagarte...

Normalmente esperamos resultados inmediatos.. .
 queremos todo ya... decimos que no estamos inmersos
en la sociedad de consumo, que esas cosas les pasan a
otros, pero maldecimos los escasos segundos que
este mail tarda en bajar, o los que demora el semáforo
 en cambiar de color.

Perdimos la costumbre de sembrar, queremos todo
 rápido en estas vidas anestesiadas que llevamos.
 No sembramos y es nuestro planeta
el que acusa recibo, y nos lo hace saber. Cosechamos hoy
 el descuido de hace treinta o cuarenta años. No sembramos
 y vivimos el día, en un "sálvese quien pueda", sin importarnos
 lo que vendrá...

Necesitamos certidumbres. .. ya no nos cuestionamos.
Qué pasó con nuestra capacidad de asombro, de maravillarnos
 con lo que nos rodea?. Automatizamos nuestros actos,
y seguimos la rutina prefijada
para el día. Usamos zapatos apretados, corbatas ajustadas,
corpiños rellenos y grandes dosis de maquillaje.. .

 

********* 

(Texto de la red)

 
 

 
 
     
               

 

 
 
  
 
 
 
 
 
*Fondo por Vainica*
 
 
 
 

 





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