MUJERES CELTAS
Las mujeres de origen Celta eran criadas tan
libremente como los hombres.
A ellas les era dado el derecho de elegir a sus compañeros y
nunca podían ser forzadas a una relación que no querían.
Eran enseñadas a trabajar para que pudieran garantizar su sustento,
eran excelentes amantes, amas de casas y madres.
La primera lección era: Jamás permitas que ningún hombre te esclavice:
naciste libre para amar, y no para ser esclava.
Jamás permitas que tu corazón sufra en nombre del amor.
Amar es un acto de felicidad ¿por qué sufrir?
¡Jamás permitas que tus ojos derramen lágrimas por alguien que nunca
te hará sonreir!
Jamás permitas que el uso de tu cuerpo sea cercenado.
Tu cuerpo es la morada del espíritu. ¿Por qué mantenerlo aprisionado?
Jamás te permitas estar horas esperando a alguien que nunca vendrá
¡aunque te lo haya prometido!
Jamás permitas que tu nombre sea pronunciado en vano por un hombre
cuyo nombre ni siquiera sabes.
Jamás permitas que tu tiempo sea desperdiciado con alguien que nunca
tendrá tiempo para ti.
Jamás permitas oir gritos en tus oídos.
El amor es lo único que puede hablar más alto.
Jamás permitas que pasiones desenfrenadas te lleven de un mundo real
para otro que nunca existió.
Jamás permitas que otros sueños se mezclen con los tuyos, volviéndolos
una gran pesadilla.
Jamás creas que alguien pueda volver cuando nunca estuvo presente.
Jamás permitas vivir en la dependencia de un hombre como si hubieras
nacido inválida.
¡Jamás te pongas linda y maravillosa a fin de esperar un hombre
que no tendrá ojos para admirarte!
Jamás permitas que tus piés caminen en dirección de un hombre
que huye de ti.
Jamás permitas que te domine el dolor, la tristeza, la soledad, el odio,
el resentimiento, los celos, el remordimiento y todo aquello que pueda sacar
el brillo de tus ojos.
Y sobre todo, jamás permitas perder la dignidad de ser la mujer
bella que eres.
Sigue las enseñanzas de las celtas y procúrate una vida más digna.
*******************
(Texto de la red)