LAS ASOMBROSAS SEÑALES HISTÓRICAS DE MATEO 24
Cuando Jesucristo predijo la destrucción de Jerusalén, mencionó acontecimientos que anunciarían este suceso. Señales como guerras, escasez de alimentos, terremotos y desórdenes.
Miren cómo el asedio de Jerusalén y su destrucción, con la gran angustia sufrida en el año 70 d.C. fue sombra de lo que vendría al mundo en los últimos días.
Mateo 24:5 Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán.
24:6 Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin.
24:7 Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares.
24:8 Y todo esto será principio de dolores.
Según historiadores en esa época surgieron líderes presentados como mesías, hubo hambruna, insurrecciones, corrupción, guerra entre facciones, saqueos, intrigas, traiciones, y la dispersión de los judíos por toda la región... hubo guerras, y rumores de guerras durante unos diez años.
Aunque las palabras de Jesús en su profecía tienen un cumplimiento en mayor escala para la actualidad; también se cumplieron en aquel entonces.
La Biblia registra una hambruna en Judea (Hechos 11.28). Y Josefo el historiador judío, informa sobre un terremoto que sacudió Jerusalén poco antes de su destrucción.
Conforme llegaba el fin de Jerusalén, sucedieron revueltas, luchas entre diversos grupos políticos judíos, y masacres en otras ciudades de la región. Y sin embargo se predicaban las Buenas Nuevas del Reino en toda "la tierra", ya que así llamaban los judíos a su país "eretz Israel".
Mateo 24:14 Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.
24:15 Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda),
24:16 entonces los que estén en Judea, huyan a los montes.
24:17 El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa;
24:18 y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa.
24:19 Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días!
24:20 Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo;
24:21 porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá.
El asedio de los ejércitos de Roma sobre la ciudad, recordaron la profanación que anteriormente había realizado Antíoco Epífanes, cuando sometió al pueblo y quebrantó su Ley, subyugándolos bajo pena de muerte a la adoración pagana, cuando sacrificó un cerdo en el templo de los judíos. Según Eusebio muchos judíos cristianos cuando tuvieron oportunidad huyeron al otro lado del Jordán hacia el mar de Galilea.
24:29 E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas.
24:30 Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.
Existen registros sobre señales que aparecieron en el cielo poco antes de la destrucción del templo en el año 70 d.C.
Josefo reporta portentos, incluyendo una luz brillante del día en medio de la noche, y los cielos teñidos de rojo; describió una estrella parecida a una espada, un cometa, y ejércitos luchando en el cielo...
Algunos de estos portentos son mencionados por otros historiadores contemporáneos como Tácito, en el libro cinco de sus Historias. Allí culpó a los judíos por la destrucción de Jerusalén al no reconocer las señales en el cielo, y por no ofrecer los sacrificios apropiados.
Ahora tenemos el mismo llamado que Jesús hizo entonces, para vigilar los tiempos y los cielos...