En el carro, retornando a la ciudad, el padre preguntó a su hijo:
¿Cómo te pareció la experiencia?
-Buena. -Contestó el hijo con la mirada puesta en la distancia.
Y... ¿qué aprendiste?, -insistió el padre...
El hijo contestó:
-Que nosotros tenemos un perro y ellos tienen cuatro.
-Nosotros tenemos una piscina con agua estancada que llega a la mitad del jardín... y ellos tienen un río sin fin, de agua cristalina, donde hay pececitos, berro y otras bellezas.
-Que nosotros importamos linternas del Oriente para alumbrar nuestro jardín...mientras que ellos se alumbran con las estrellas y la luna. -Nuestro patio llega hasta la cerca...y el de ellos llega al horizonte.
-Que nosotros compramos nuestra comida;...ellos, siembran y cosechan la de ellos.
-Nosotros oímos CD's... Ellos escuchan una perpetua sinfonía de bimbines, chuíos, pericos, ranas, sapos cocorrones y otros animalitos....todo esto a veces dominado por la sonora saloma de un vecino que trabaja su monte.
-Nosotros cocinamos en estufa eléctrica. Ellos, todo lo que comen tiene ese glorioso sabor del fogón de leña.
-Para protegernos nosotros vivimos rodeados por un muro, con alarmas.... Ellos viven con sus puertas abiertas, protegidos por la amistad de sus vecinos.
-Nosotros vivimos 'conectados' al celular, a la computadora, al televisor... Ellos, en cambio, están 'conectados' a la vida, al cielo, al sol, al agua, al verde del monte, a los animales, a sus siembras, a su familia.
¡ El padre quedó impactado por la profundidad de su hijo !..
y entonces el hijo terminó:
¡ Gracias papá, por haberme enseñado lo pobres que somos ! .......
Cada día estamos más pobres de espíritu y de apreciación por la naturaleza.
Nos preocupamos por TENER, TENER, TENER Y MAS TENER en vez de preocuparnos por SER.