INTRÉPIDOS DELIRIOS
Me acaricias la piel como una gota de rocío
que estimula mis latidos al contacto de suspiros
y ahuyentas de mis noches los tímidos aullidos
que desafían mis sueños,
despojándome de miedos,
arañando las paredes de mis ávidos sentidos
y me dejo caer en el inconsciente tan abstracto
de este imperio de pasiones,
donde el pináculo de mis esporas
se tornan erguidas como un centinela,
ultrajado por los rayos de la aurora
y la complicidad de un beso.
Desajusto las agujas que susurran
barbaries en el horizonte,
queriendo robarle a la noche
sus excitantes pasos
y sumergida
en este mar infinito de posibilidades,
me cuelgo de una estrella,
para contarle al silencio mis fantasías
y susurrarle bajito al oíd,
que tú, eres la causa indeleble
de mis intrépidos delirios.