Un sujeto va al psiquiatra y dice: verá doc, lo mío es un problema muy serio, últimamente cuando me acuesto me cubro hasta la cabeza pero justo antes de apagar la luz aparece delante de mi cara, parado sobre el colchón un enanito verde que me mira fijo y me pregunta ¿Hiciste pipí? Y yo pues, me hice pipí en la cama sin poder evitarlo. El Psiquiatra pensativo anota y le dice, sin duda debe haber una fijación en su niñez cuando le enseñaron a controlar su esfínter y parece un problema relacionado con la figura paterna y bla bla bla...Pasaron varias sesiones y el loquero vuelve a preguntar al tipo como seguía su problema. Igual doctor, me acuesto y aparece el infeliz enanito verde y me vuelve a preguntar, ¿Hiciste pipí? Y me volví a orinar en la cama.
Huumm interesante, vamos a cambiar a una terapia más directa... Esta noche cuando se le aparezca el enanito mírele también a los ojos fijamente y con voz firme respóndale, !si, ya hice pipí y qué! Luego regrese mañana y me cuenta eh?
Al siguiente día el psiquiatra le pregunta, ¿Y cómo anduvo el problema del enanito verde? Mucho peor doctor, fue un desastre. ¿Y eso porqué? ¿Hizo lo que le dije? Si, doctor, lo hice. ¿Entonces? Cuando el enanito me volvió a preguntar si hice pipí yo valientemente le respondí que Siiiii entonces el maldito enano viéndome fijamente me preguntó ¿Y caca?
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Una pareja de Texas fue entrevistada en un programa de televisión local, el caso es que llevaban 40 años de casados y nunca habían peleado.
El periodista pregunta al marido, pero, ¿En serio, ustedes nunca han discutido? No responde el marido. ¿Y cómo es eso? Increíble.
Verá usted, cuando nos conocimos mi mujer tenía una yegua en el rancho familiar, a la tal yegua mi mujer la quería mucho, con decirle que era lo que más quería.
la pasaba mimando y acariciándola a cada momento pero el día de nuestra boda fuimos de luna de miel en un carruaje hermosamente engalanado tirado por la yegua. En el camino hacia nuestro destino la yegua se encabritó, mi mujer casi cae del carruaje y le dijo con voz firme a la yegua, !UNO!
Más delante la yegua se volvió a encabritar y con el tirón y el traqueteo, a mi mujer se le corrió el velo y se despeinó, acto seguido miró fijamente a la yegua y le dijo !DOS!
Llegando a nuestro destino volvió la yegua a encabritarse y mi mujer que bajaba del carruaje se fue de bruces al suelo y con una mirada que nunca la había visto antes llena de barro y polvo en su rostro, miro a la yegua y le dijo !TRES!
Acto seguido sacó su pistola y le pegó cinco tiros a la pobre yegua.
Yo, completamemte sorprendido, atónito y molesto le recriminé !Asesina! ¿Porqué has matado a la yegua? Eres una inconsiente, estúpida, desalmada y sin corazón.
Mi mujer giró lentamente, me miró fijamente y me dijo !UNO! Y desde entonces no hay bronca entre nosotros.