EN UN BOSQUE VACÍO
Todos los grandes valores de la vida
crecen en una atmósfera de libertad,
el valor más fundamental y la cima más alta.
Buda define la libertad
un estado de conciencia
libre de todo deseo,
no presa de ninguna avaricia,
ni deseo de tener más,
es una conciencia sin mente,
está totalmente vacía,
porque si queda algo,
eso limitará la libertad,
por eso es total vaciedad.
La palabra “vaciedad”, vacío,
ha sido mal entendida
con una connotación negativa.
En el lenguaje de Buda la vaciedad
es absolutamente positiva
porque está llena de libertad,
es espaciosa, es ilimitada
y sólo en un espacio ilimitado
la libertad es posible.
Su vaciedad es solo la ausencia de algo,
es la presencia de algo invisible.
Por ejemplo, cuando vacías tu habitación,
quitas los muebles los cuadros,
la habitación se queda por un lado vacío
pero por el otro lado algo invisible comienza a llenarla.
Esa invisibilidad es “habitalidad”,
espaciosidad,
la habitación se hace grande
mientras vas vaciándola,
cuando lo has quitado todo,
incluso los muros, entonces la habitación
es tan grande como todo el firmamento.
Así es el proceso de la meditación,
quitarlo todo, quitarte a ti mismo
tan totalmente que no quede
nada detrás, ni siquiera tú.
En ese completo silencio,
está la libertad, en esa total tranquilidad,
crece la flor de loto de mil pétalos de la libertad,
se libera la gran fragancia de la paz,
la compasión, el amor, la dicha.
Lo único que destruye tu capacidad
natural de disfrutar es tu mente deseosa,
esta mente deseosa te convierte en un mendigo.
Una vez abandonas todos los deseos,
te conviertes en un emperador,
no tienes mente, no existe la confusión,
no existe ni pasado ni futuro,
estás totalmente contento en el aquí-ahora,
estar contento aquí - ahora es gozar,
disfrutar la alegría
que es el estado natural de tu ser.
Cuando una persona así se mueve,
dondequiera que vaya,
lleva esta atmósfera consigo.
Para un buda, todo el año es primavera.
Osho
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