El marido se acuesta en la cama y susurra al oído de su mujer: "Estoy sin calzoncillos…". La mujer le responde: "Mañana lavamos unos".
Vale, lo reconozco, no es el mejor chiste de la historia. Pero si al menos le he sacado media sonrisa, ha de saber que he cambiado para bien su día de hoy.
Y es que, después de dos años un tanto atípicos (dejémoslo ahí), la mejor pastilla que podemos recetar los sanitarios es la risa y recomendar tomarse la vida con humor. Y ahora explico por qué.
El humor no solo tiene beneficios psicológicos sino también físicos y sociales.
Aunque inicialmente la risa nos provoca un aumento de la frecuencia cardiaca y la presión arterial, sus efectos a largo plazo resultan en una reducción significativa de estas.