Cuenta esta leyenda oriental de la mariposa azul que, hace muchos años,
un hombre enviudó y quedó a cargo de sus dos hijas.
Las niñas eran muy curiosas,
inteligentes y siempre tenían ansias de aprender.
Constantemente asediaban a su padre con preguntas.
A menudo el hombre podía responder sabiamente, sin embargo,
en ocasiones no estaba seguro de poder ofrecerles a sus hijas
una respuesta acertada.
Viendo la inquietud de las dos niñas, decidió enviarlas una temporada
a convivir con un sabio que vivía en lo alto de una colina.
El sabio era capaz de responder a todas las preguntas que las pequeñas
le planteaban, sin ni siquiera dudar. Pero, un día, las hermanas idearon
una pícara trampa para medir la sabiduría del sabio. Decidieron realizarle
una pregunta que fuese incapaz de responder.
Las niñas se pusieron manos a la obra para llevar a cabo su plan.
La mayor salió al campo y atrapó una mariposa azul, envolviéndola
en su delantal para que no se escapase. A continuación, comenzó
a explicarle a su hermana cuál sería el proceder.
«Mañana, mientras sostengo la mariposa azul en mis manos,
le preguntaremos al sabio si está viva o muerta . Si responde que está viva,
apretaré mis manos y la mataré. En cambio, si afirma que está muerta,
la liberaré y volará libre. De esta forma, sea cual sea su respuesta,
siempre será incorrecta».
A la mañana siguiente las niñas acudieron al sabio, deseosas
de hacerle caer en su trampa, y le formularon la pregunta.
Pero el hombre sonrío tranquilo, y calmado, y procedió a responder:
«depende de ti, ella está en tus manos».
Cuentan los sabios orientales que las dos pequeñas niñas, después
de esta respuesta, no intentaron volver a engañar al sabio.
Además, le agradecieron mucho la respuesta que les había dado,
ya que no solo era una lección de humildad, sino también un valioso mensaje
sobre el destino y sobre como muchas veces se encuentra en nuestras manos.
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