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CANCION DE LA VIDA PROFUNDA
El hombre es cosa vana, variable y ondeante
Montaionh
Hay días en que somos tan móviles, tan móviles, como las leves briznas al viento y al azar. Tal vez bajo otro cielo la Gloria nos sonría. La vida es clara, undívaga y abierta como el mar. .
Y hay días en que somos tan fértiles, tan fértiles, como en abril el campo, que tiembla de pasión: bajo el influjo próvido de espirituales lluvias, el alma está brotando florestas de ilusión.
Y hay días en que somos tan placidos, tan plácidos... -¡niñez en el crepúsculo!, ¡lagunas de zafir!- que un verso, un trino, un monte, un pájaro que cruza, y hasta las propias penas nos hacen sonreír.
Y hay días en que somos tan sórdidos, tan sórdidos, como la entraña obscura de obscuro pedernal: la noche nos sorprende con sus profusas lámparas, en rútilas monedas tasando el Bien y el Mal.
Y hay días en que somos tan lúbricos, tan lúbricos, que nos depara en vano su carne la mujer: tras de ceñir un talle y acariciar un seno, la redondez de un fruto nos vuelve a estremecer.
Y hay días en que somos tan lúgubres, tan lúgubres, como en las noches lúgubres el llanto del pinar. El alma gime entonces bajo el dolor del mundo y acaso ni Dios mismo nos pueda consolar.
Mas hay también ¡Oh Tierra! un día..- un día-... un día en que levamos anclas para jamás volver... Un día en que discurren vientos ineluctables. Un día en que ya nadie nos puede retener!
Porfirio Barba- Jacob
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