Ahogo todas mis penas
en una copa con vino tinto.
Adrede derramo el néctar
por la comisura de labios,
que estáticos permanecen
sin articular palabra alguna.
La desazón se apodera de mí.
Las palabras se quiebran:
letras de vidrio se despedazan.
Quedo sumida en profunda mudez.
No hallo adjetivos, ni verbos,
ni sustantivos, ni adverbios.
Mi lengua continúa trabada,
no puedo expresarme.
Un eco retumba en mi ser.
Palabras que huyeron en sueños,
al despertar, agitadas regresan.