Los 101 minutos de la película “El Mago de Oz” suponen la quintaesencia de las películas de estudio en Hollywood. Así lo aseguró Randy Haberkamp, programador del ciclo "El mejor año de Hollywood: las candidatas a mejor película de 1939", organizado por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas en el Teatro Samuel Goldwyn, de Los Ángeles.
"Cada toma fue rodada en un escenario. No hay nada real en el filme. Todo es una fantasía, una completa creación artística. Fue un trabajo específico correspondiente a una época específica, y eso convierte la película en un cuento de hadas eterno", comentó Haberkamp.
Basada en la novela de L.Frank Baum, la historia se centra en Dorothy (una adolescente, Judy Garland), y en su perro Toto, quienes acaban en la tierra de Oz tras ser succionados por un tornado en Kansas.
Durante la travesía por el camino amarillo conocen a tres acompañantes: un hombre de hojalata que añora un corazón, un león que sueña con recobrar la valentía perdida y un espantapájaros con ansias de tener un cerebro y juntos combaten a malvadas brujas en busca del Mago de Oz, para que les ayude a cumplir sus deseos.
"Fue un rodaje complicado, toda la producción resultó difícil y muy cara para la época", comentó Haberkamp.
La película, fruto de la época dorada de Hollywood, recuerda una manera de hacer cine que ya no tiene continuidad.
Más que el mago de Oz, Dorita, el hombre de hojalata, el león, el espantapájaros y la brujilda, lo que resalto es el camino amarillo que significa la senda que nos conduce a donde queremos llegar en la vida, la ruta hacia la conquista de los ideales, el modo inequívoco de no perdernos, de no desviarnos y, finalmente, de llegar:
Agrego fragmento del laureado poeta español León Felipe, que viene al caso.
"Voy batiendo mis alas
y refrendando el vuelo
pues no importa llegar sólo
sino con todos y a tiempo"
Pues, venga, que os invito a recorrer el camino amarillo de la amistad. Salu2 a to2. NBJose2