Permanencia de los jardines
En el enrevesado espeso matorral de mis floraciones has laborado embriagado de almizcles. No hay almácigo desperdiciado en este amor donde a diario te desafío a que encuentres el brote más reciente. Nunca dije que sería un jardín de senderos bien delineados. Me constituí como un jardín tropical y húmedo con especies imposibles de clasificar pues siempre quise poner a prueba tus intenciones de jardinero domador de plantas y exterminador de plagas. Te he asaltado por los cuatro costados con enredaderas tumultuosas Y huele de noches de belleza mortífera Y he abierto hojas como alas de sueños selváticos en los árboles plácidos que sembraste alrededor de la casa. En tu alcoba de macho cabrío introduje violetas africanas y rodeé de jazmines indios los bordes de tus infranqueables ventanas -esas que ahora el perfume traspasa con ruido de vidrios rotos- ¡Qué bien has soportado, mi amante, amadísimo, cuanta prueba te puse! Dócil jamás, crezco ahora sin embargo sobre el techo de la casa Y abrazo esta dulce, fogosa extensión que habitamos La defiendo con cercos de espinas Instalo surtidores Para que no la marchite Ni la más cruel de las estaciones.
Gioconda Belli
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