PARA QUE TÚ SEAS
Como el viento rozando la cornisa
son tus manos guirnaldas en mi piel
cascabeles de agitadas travesías
de aquel Don Juan con rumbo fijo
en los lechos de damas sin prejuicio.
Son tus ojos estacas que se clavan
en los relieves de mi grata anatomía
pupilas de fuego que sin freno
incendian al recorrerme las zonas frías
de mi vasta frontera femenina.
Encadenas las palabras que como el vino
marean, achispan, emborrachan los sentidos,
crean el clima por donde va mi ritmo
que en un frenesí levanta sus barreras
para que tú seas el que mi néctar beba.
Lianca (Derechos reservados)
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