El llamado de Dios que recibió Francesco Forgione –conocido posteriormente como el Padre Pío-, se dio desde su infancia cuando le tocó ver a un monje pidiendo limosna, desde entonces, su vida se consagró a los lineamientos y designios que emanaban de su religión.
A los 16 años ingresó al convento y desde entonces le tocó vivir una vida de ayunos y penalidades que afirmaban su devoción y lograba la admiración de sus superiores, pero que a la larga afectaron seriamente su salud. Lamentablemente, con un estado debilitado, el Padre Pío sufrió siempre de ataques que fueron calificados como demoníacos que lo afectaban aún más por su situación física.
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Luego de recibir sus votos es trasladado a un nuevo convento en donde se suscita un hecho sorprendente, pues se confirma su milagrosa presencia en dos lugares a la vez, lo cual ocasionó la atención de quienes lo frecuentaban.
Ordenado sacerdote en la Catedral de Benavente, el Padre Pío regresa a su pueblo de origen en donde se llega a convertir en un guía espiritual para todos los habitantes, siendo en estos tiempo en los que aparecen los estigmas que lo acompañaron durante cincuenta años.
Estas heridas sangrantes que se presentaban en las manos y en los pies del sacerdote lo llevaron a convertirse en un personaje muy popular, a pesar de que la Iglesia negó la santidad de tales heridas y lo confinó a un aislamiento que duró cerca de diez años.
Sin embargo, y a pesar de ello, el Padre Pío creó la ‘Casa Alivio del Sufrimiento’ que brindaba servicio a la comunidad para dar salvación física y espiritual a quienes la requerían.
Apenas cumplidos los cincuenta años de la aparición de sus estigmas, el Padre Pío fallece, pero luego de eso se le comenzaron a atribuir numerosos milagros, que llevaron a que fuera beatificado en 1999 y canonizado en el 2002 por Juan Pablo II.
De esta manera, la Iglesia reconoció la santidad del Padre Pío y reconoció cada uno de los divinos sucesos que ocurrieron a su alrededor. Hoy, años después de su muerte, se aprecian las lágrimas de sangre de la estatua del santo cada cierto tiempo.