ESPERANDO
Te he esperado en la esquina de mis años, umbroso enclave cuando el sol desciende; y aunque es casi de noche, en mí se enciende luz que arrincona viejos desengaños.
Grises perfiles lúgubres, extraños, cuyo arribo ni asusta ya ni ofende, y a los que ajena la razón no atiende, cruzan errantes por mis aledaños.
Sombras de ayer, perdieron voz y abrazo; lo que espero es el brusco fogonazo de tu llegada en vivo, arrolladora.
Cansado el caracol del tiempo avanza su lentísima marcha, y la esperanza de tu llegada mengua cada hora.
Los Angeles, 17 de noviembre de 2004
Francisco Alvarez Hidalgo
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