Llegó la hora de una copa diferente, marcada por la historia reciente de un país con carencias y posibilidades; hay mucho en juego en medio del eclipse de figuras: de Messi a Cristiano Ronaldo
Viernes 11 de junio de 2010
Por Daniel Arcucci
Enviado especial
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PRETORIA.- "El deporte tiene el poder de transformar el mundo. Tiene el poder de inspirar, de unir a la gente como pocas otras cosas. Tiene más capacidad que los gobiernos de derribar fronteras raciales."
Hoy, cuando ha llegado la hora de que se concrete lo que parecía que nunca se concretaría, la frase de Nelson Mandela reaparece mágicamente en la memoria y se instala ya no como un slogan mezclado entre el zumbido de las vuvuzelas, ya no como un cartel promocional más entre los miles que colorean este país de un extremo al otro, sino como una síntesis perfecta. Como una idea.
Ha llegado la hora de que comience, en Sudáfrica, un Mundial diferente. Marcado por la historia reciente del país, en la que aquel gran hombre que pronunció la frase jugó un papel fundamental, y marcado por el fascinante desafío del deporte mismo, en el que los más grandes futbolistas del mundo juegan ante la atención global.
Se juega Sudáfrica. Se expone con sus carencias y con sus posibilidades. El mismo país que lidera los rankings de desigualdad, con un 50% de pobreza, el que tiene una esperanza de vida por debajo de los 50 años, que tiene a un 12% de su población infectada con el virus del sida, que sufre en ciertas ciudades y ciertos barrios los más altos índices de criminalidad, llega al final de un camino, de seis años de preparación y US$ 2000 millones de inversión, para empalmar con otro: con autopistas aún hoy en obra, con comunicaciones dificultosas y con un tren que nunca completó su trayecto de Johannesburgo a Pretoria, se lanza a demostrar a partir de hoy mismo que es capaz de hacerlo.
Lo que ha demostrado, hasta aquí, es que es capaz de lanzarse a las calles para vivir y protagonizar, para ayudar a vivir y ayudar a protagonizar, con una apertura absoluta y conmovedora, única, un acontecimiento Mundial.
Se juega en Sudáfrica. En el Soccer City y el Ellis Park de Johannesburgo, centro financiero y urbe contrastante, donde hoy abrirán la fiesta los locales Bafana Bafana contra México y mañana se presentará la Argentina ante Nigeria.
En el Green Point de Ciudad del Cabo, cosmopolita junto al mar, bien al Sur, alrededor de una enriquecedora diversidad cultural, donde hoy también debutarán franceses y uruguayos.
En el Real Bafoken de Rustenburgo, en medio de la riqueza minera del planeta, con la fuerte influencia de los colonos granjeros holandeses, donde mañana chocarán ingleses y estadounidenses.
En el Nelson Mandela de Puerto Elizabeth, desafiando a los vientos, donde mañana darán el primer paso Corea del Sur y Grecia.
En el Moses Mabhida de Durban, frente a las playas del Este, donde pasado mañana dirán presente alemanes y australianos.
En el Meter Mokaba de Polokwane, la tierra del árbol mítico Baobab, donde en 48 horas comenzarán a andar Argelia y Eslovaquia.
En el Loftus Versfeld de Pretoria, el centro diplomático e industrial, donde en dos días debutarán Serbia y Ghana, con el arbitraje de Héctor Baldassi.
En el Free State de Bloemfontein, la ciudad de las rosas en el centro del país, donde residen los más apasionados por el fútbol, que esperará hasta el lunes para recibir a japoneses y cameruneses.
Y en el Mbombela de Nelspruit, entre cataratas y la selva del Parque Kruger, que recién el miércoles recibirá a Honduras y al Chile de Marcelo Bielsa...
Se juegan en Sudáfrica. Mucho y muchos. Los grandes candidatos, su favoritismo: allí estarán España y Brasil, sobre todos, luchando contra el karma de quien llega mejor, que en los últimos Mundiales no se ha ido necesariamente igual. Los grandes grandes, su condición: Argentina, Alemania, Inglaterra, Italia, Holanda, parecen jugar desafíos contra sí mismos. Los africanos, su oportunidad: ¿y si es ahora? Las grandes estrellas, su liderazgo: Lionel Messi, Cristiano Ronaldo, Xavi y hasta el mismo Kaká suben al gran escenario ya no para recibir el premio, sino para merecerlo. Los grandes goleadores, su eficacia: de Wayne Rooney a Milito e Higuaín, por qué no... Los grandes personajes, su historia: Maradona llegó hasta aquí casi como el país organizador; pocos pensaban que lo lograría, pero estará, poniendo en juego nada menos que su condición de mito.
Se juega Sudáfrica. Se juega en Sudáfrica. Se juegan en Sudáfrica.
708 son los partidos que se jugaron en historia de los mundiales; se convirtieron 2063 goles, con un promedio de 2,91 por encuentro.