Aquí Te quiero.
En los oscuros pinos se desenreda el viento. El Fosforece la luna sobre las aguas errantes. Andan días iguales persiguiéndose unos a otros.
La despliega niebla en danzantes figuras. Una gaviota de plata se descuelga del ocaso. A veces una vela. Altas, altas estrellas. ¡Oh, la cruz de color negro de un barco. Sola.
A veces me levanto temprano y hasta mi alma está húmeda. A lo lejos los sonidos, resuena el mar. Este es un puerto.
Aquí Te quiero. Aquí te amo y te oculta el horizonte en vano. Te amo aún entre estas frías cosas. A veces van mis besos en esos barcos graves que cruzar el mar hacia donde no llegan. Ya me veo olvidado como estas viejas anclas.
Tristes los muelles cuando atraca la tarde. Se fatiga mi vida, inútilmente hambrienta. Me encanta lo que no tienen. Usted está hasta ahora. Mi hastío forcejea con los lentos crepúsculos. Pero la noche llega y comienza a cantarme.
La luna se vuelve el sueño de un reloj. Las grandes estrellas me miran con sus ojos. Y como Te amo, los pinos en el viento quieren cantar tu nombre con sus hojas de alambre.
Pablo Neruda

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