Bien puede el mundo
entero conjurarse
contra mi dulce amor y mi ternura,
y el odio infame y tiranía dura
de todo su rigor contra mí armarse;
Bien puede el tiempo rápido cebarse
en la gracia y primor de su hermosura,
para que cual si fuese llama impura
pueda el fuego de amor en mí acabarse;
Bien puede en fin la suerte vacilante,
que eleva, abate, ensalza y atropella,
alzarme o abatirme en un instante;
Que al mundo, al tiempo y a mi varia
/estrella,
más fino cada vez y más constante,
les diré: «Ella es mía y yo soy de ella.»
D:A
LUIS