LO QUE ANUNCIAN LOS ÁNGELES
Cuando Jesús nació en Belén, los ángeles anunciaron la paz y esta paz no pertenece solamente al mundo, ella tiene sus raíces en la gloria de Dios que ha descendido a la tierra a través de la encarnación de su Hijo.
La paz que nos trae Cristo con su nacimiento no significa solamente la prevención de las guerras del mundo, sino también la curación integral de la persona, es decir, de todas sus características. Significa que una persona puede estar completamente en paz consigo misma, porque se sabe amada en todo por Dios.
A través del nacimiento de Dios, como niño, la persona puede estar en armonía consigo misma, puede sentir que ser un ser humano ya no significa distanciamiento, separación de las raíces divinas, tal como lo entendió Platón. Cuando Dios se convierte en ser humano, podemos afirmarnos sin restricciones, podemos descubrir nuestra dignidad divina, y esta conformidad con nosotros mismos nos permite vivir en paz con la creación y con las otras personas. Ellas dejan de ser nuestros enemigos y, cuando nos combaten, les deseamos la misma paz que experimentamos en nuestro corazón.
Cuando Jesús nació en Belén, los ángeles anunciaron la paz y esta paz no pertenece solamente al mundo, ella tiene sus raíces en la gloria de Dios que ha descendido a la tierra a través de la encarnación de su Hijo.
La paz que nos trae Cristo con su nacimiento no significa solamente la prevención de las guerras del mundo, sino también la curación integral de la persona, es decir, de todas sus características. Significa que una persona puede estar completamente en paz consigo misma, porque se sabe amada en todo por Dios.
A través del nacimiento de Dios, como niño, la persona puede estar en armonía consigo misma, puede sentir que ser un ser humano ya no significa distanciamiento, separación de las raíces divinas, tal como lo entendió Platón. Cuando Dios se convierte en ser humano, podemos afirmarnos sin restricciones, podemos descubrir nuestra dignidad divina, y esta conformidad con nosotros mismos nos permite vivir en paz con la creación y con las otras personas. Ellas dejan de ser nuestros enemigos y, cuando nos combaten, les deseamos la misma paz que experimentamos en nuestro corazón. |