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ENTRE REFULGENTES ESTRELLAS
Entre refulgentes estrellas, verdes, rojos,
y la flor de nochebuena,
bellas esferas adornan, con encanto,
evocando la esperanza y la fe
de nuestra espiritualidad...
Así llega la Navidad.
Cruzando el firmamento los renos, trineo y regalos,
se extienden las miradas
dando especial brillo a rostros embriagantes de luz.
Reteniendo estrellas que colman los semblantes
entre incesantes bocanadas de alegría,
el matiz navideño se convierte en amor.
Se encienden luces de bengala,
e inexplicables sensaciones elevan las almas.
Los sueños convertidos en realidad,
entre visos anaranjados
y brillos de bambalinas, acrecientan el corazón.
Revolotean cohetes por acá y más allá,
los cielos se visten de figuras centelleantes,
llenando de extraños sentimientos
al mundo que se viste de hermandad.
Los lugares se atavían de seda,
apacibles los árboles mueven sus hojas
contagiándose de la alegría de los demás.
Los trenes anuncian desde sus vagones
la llegada de una renovada paz.
En los jardines, las casas y los campos,
escasas luces de luna dan un baño de reposo
al dulce traqueteo del carruaje arrullador.
Las botas se humedecen en la nieve
y la generosa estrella fulgente
ilumina las entradas de manera fantástica,
invitando a todos los seres del mundo,
entre el cielo y la tierra,
a unirse en el signo sacro de la divinidad,
simbolizando la unión universal,
entre deseos sinceros de amor, alegría y paz.
Texto de Fanny M. Contreras S.