TU CORAZÓN ES MÍO
Encontré la puerta abierta y decidí entrar.
Pregunté un par de veces si había alguien en casa, pero no obtuve respuesta.
Anduve unos minutos a lo largo de las habitaciones de la casa y no vi a nadie.
En el último pasillo, al fondo, vi una luz que, tintineante,
dotaba a la habitación de un calor extraño, casi familiar.
Empujé lentamente la puerta.
Fue entonces cuando oí tu voz diciéndome con voz dulce: "Te esperaba".
Texto de Ariola