Esa fuerza es positiva y alegre, tiene un nombre muy bonito: ¡ENTUSIASMO!
La palabra entusiasmo es una palabra que salta, que corre, que se esfuerza, que disfruta.
Cuando está activa, todo parece más sencillo y hasta lo imposible se vuelve más cercano.
El entusiasmo es el ingrediente secreto que ha hecho que los hombres y las mujeres conquisten grandes sueños que parecían metas inalcanzables: Desde curar enfermedades, crear obras de arte, alcanzar la auto realización espiritual... Pero el entusiasmo también es necesario para vivir las pequeñas cosas de todos los días: Para ayudar en casa, para cumplir con nuestras obligaciones y que no nos parezcan pesadas, para terminar lo que empezamos...
El entusiasmo no sólo impulsa a quien lo experimenta, sino que es muy contagioso.
Si creemos que tenemos algo que necesitamos defender, que tenemos un proyecto que nos interesa sacar adelante o estamos trabajando por hacer algo que beneficie a los demás, seguramente encontraremos personas que querrán unirse a nuestro empeño y gran proyecto.
Afortunadamente no hay vacuna para el entusiasmo, si todos aprendiéramos a disfrutar cada pequeña cosa que hacemos cotidianamente, viviríamos más felices y mucho más satisfechos con nosotros mismos.